Interesante, quizá, sería hacer una pequeña recapitulación sobre la historia de la  antigua Iglesia de Chartes y de su reconstrucción, al tener una relación absolutamente estrecha con la llamada “Glorificación de la Virgen”. Según Joaquín Pino la reconstrucción de Chartres comenzó en torno al 1190, donde se conserva uno de los conjuntos vitrales mejor conservados, Esther Alegre sitúa el inicio en 1194, otros autores ajustan más y nos dicen que;”…una noche de junio de 1194 Chartes, se vio sorprendida por un incendio y gran parte de la misma quedó destruida y con ella sus preciados edificios religioso; el palacio episcopal y la catedral…”. Después de esta tragedia sólo quedó en pie la fachada occidental de la mencionada catedral, el sufrimiento y el desaliento de las gentes quedaron, desbordados por la angustia que produjo, no solamente la destrucción de la catedral y parte de sus hogares, sino por la posible desaparición de algo muy importante para todos, de una u otra manera, unos por devoción –probablemente los más- y otros por lo que significaba para una ciudad comercial e industrial, que no era otra cosa que la posible desaparición de la  reliquia tan querida por el pueblo como era; la túnica de la Virgen que cubría a ésta en el momento del nacimiento de Cristo, leyenda que había hecho construir la catedral románica. Esto añadido, por ende, a que la ciudad de Chartres había sido un gran centro de peregrinación y lo que ello significaba, por lo que era una necesidad su reconstrucción para toda la población, lo que hizo que después de muchos avatares y revueltas, con la colaboración económica de muchos donantes incluidos los  ciudadanos de a pie, por la aparición “milagrosa” de la citada reliquia, las donaciones se vieron abultadas sustancialmente. Paradójicamente no había sido el incendio un motivo de ira de la Virgen, antes al contrario, había sido una señal venturosa para la construcción de una nueva basílica. El suceso causó gran conmoción en la época y pasó a ser objeto de narraciones, como una de Guillermo Bretón, según la cual: “La Virgen  y Madre de Dios, Señora de Chartres, deseaba que el santuario a ella dedicado especialmente fuera más digno de ella, por eso permitió que la vieja inadecuada iglesia fuera destruida por las llamas, dejando así lugar para la actual basílica, que no tiene igual en el mundo entero”,  Argumento éste utilizado por muchos prohombres o lumbreras que a través de la multitud de reliquias hacían que las peregrinaciones recalaran en los lugares que a ellos les interesaba, sin obviar conflictos y rivalidades entre ciudades y personas. En los vitrales de la catedral de Chartres permanece el testimonio de las donaciones de los gremios de la ciudad y de las grandes casas feudales. Los más llamativos son los tres grandes rosetones situados en los puntos cardinales Norte, Sur y Oeste del edificio. Este fabuloso despliegue de luz, color y geometría conmemoran entre otras situaciones la vida de la Virgen María (incorporando así mismo elementos de las armas de soberanos como Blanca de Castilla y el duque de la región) y marcarán la pauta para el resto de los vitrales. El alto ventanal orientado al norte en el coro subraya de nuevo lo importante de la figura de la Virgen sosteniendo al niño Jesús. Pudo ser construido sobre el año 1230, es un gran ventanal que se compone con un rosetón en la parte superior, con una tracería que todavía sencilla, no alcanza la virguería de los años posteriores del gótico, y en la parte baja cinco ventanales que terminan en arcos apuntados; en el central Santa Ana sosteniendo a su hija, escoltada por reyes y en los arcos más alejados dos sumos sacerdotes, producto del culto mariano impuesto por la doctrina de San Bernardo, que marcará la iconografía de la época. En el centro del rosetón la Virgen entronizada sosteniendo en su halda al niño, desplazando a Cristo en Majestad del románico y pantocrátor bizantino, los profetas están representados en doce semicírculos que componen el círculo total del rosetón por su parte exterior, entre ellos y los reyes otros doce cuatrifolios a modo de flores de lis de los reyes de Francia con tonos azules (el llamado azul Chartres) símbolo que junto a castillos dorados sobre fondo rojo, representación de Castilla, son los elementos que separan la parte superior de la inferior en forma de ojivas en horno, la factura tiene un perfil lineal, y la  técnica constructiva del vitral desde la antigüedad casi a nuestros días a variado muy poco. El carácter simbólico de la luz es transcendental, es un filtro el vitral que crea una luz no natural o Lux Spiritualis que nos traslada a una dimensión transcendental, a diferencia de la Lux Corporalis, o luz natural, es el vitral el que hace que el peregrino haga un paseo laberintico a través de 172 vidrieras coloreadas haciendo un recorrido histórico por pasajes de la Biblia el antiguo y nuevo testamento.

Resultado de imagen de La Glorificación de la Virgen. Vitral de la fachada norte de la Catedral de Chartes.

 

 

 

Bibliografía:  Enciclopedia Universal del Arte Ed. Planeta, Ensayos UNED,

Webgrafias: www.arteguías.com , www.artehistoria.com

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