El primogénito de Cosme el Viejo hizo un encargo a Benozzo Gozzoli (1420-1497), que se trataría de un fresco o mejor dicho una serie de frescos representando el viaje de los tres reyes magos a Belén o Cabalgata de los reyes magos, y digo frescos pues se trataría de una obra para la capilla Medici Ricardi (palacio del mismo nombre – arquitectura civil del Quattrocento), lo que entre otras cuestiones nos pone en antecedentes de lo que ha de ser la obra a nivel iconográfico e histórico como propaganda a mayor gloria de los Medici. Ciñéndome al detalle que se nos presenta, para adentrarme después en el significado, estilo, iconografía, etc… de la obra completa, pues en definitiva la obra es un conjunto compacto y lo que se pueda apuntar de este detalle coincidirá con el todo, decir; que este detalle pertenece a la pared Sur. En el centro de la imagen aparece el rey Baltasar, personificado por el emperador bizantino Juan VIII Paleólogo, ataviado con un vestido verde enjoyado,  montado en un ornamentado caballo blanco, acompañado por pajes representando a conocidos personajes de la época (en su mayoría Medici), explicando de esta manera lo que tiene de relato socio-político esta obra, una de las más admiradas del Renacimiento a pesar de la opinión de Vasari, que consideró a Gozzoli un artista de segundo orden, poco innovador entre otras atribuciones otorgadas por éste. Quizá esta opinión la sustenta sobre el uso de elementos aparentemente contradictorios, convencionalismo del gótico internacional como pueden ser los paisajes del fondo, pero realmente los elementos tradicionales no son una solución técnica arcaizante, sino que pertenece a un relato/ambientado. Los Medici aprovecharon la fuerza que tenía el desfile festivo del 6 de Enero para erigirse  como mecenas de desfiles, fiestas  y en este caso se puede apreciar por qué la elección del tema.  Como en Roma, durante un buen tiempo tenían al pueblo apartado de pensamientos políticos (uno de los motivos por lo que fueron dueños del poder de Florencia durante tanto tiempo). Por su vistosidad, sus dimensiones, su iconografía, la espectacularidad de un primer Renacimiento, esta obra tiene muchas dimensiones abiertas a la interpretación. Con la representación de los donantes, familiares y en su mayoría personajes de la nobleza florentina el tema religioso se convierte en un subterfugio para la representación de la sociedad poderosa (haciendo sutil referencia a la perdida de Constantinopla, apareciendo el patriarca de esta y la figura del detalle) en fin. Multitud de personajes relevantes e ilustres de la época, que formando un cortejo quieren acercarse a la pintura situada en la cuarta pared, que establece eje de toda la obra, se trata de la “Adoración del niño” en este caso de Filippo Lippi (Berlín). La obra constituye una  fusión de elementos innovadores junto a otros góticos, es por lo que abundando en la idea de Vasari también se le ha considerado un pintor conservador y poco evolucionado, en este sentido se le ha posicionado como un buen alumno de Lippi, quizá demasiado apegado al detallismo de la tradición flamenca o a ciertos recursos propios del gótico internacional, no obstante en la obra aparecen otras aportaciones que le hacen justicia, por su conocimiento de las novedades de la pintura florentina que es estar en paralelo con las aportaciones del Quattrocento, como se dice más arriba, pues cuenta con una composición serpenteante adaptándose al sentido procesional teniendo un ritmo compositivo ajustado, lo que permite una sensación de perspectiva, los escorzos construidos con pericia según Urquízar son innovadores, como también lo es la introducción de actores reales en la representación, incluido el propio autorretrato del autor, de un tema bíblico, esto nos lleva al retrato colectivo, escaso fenómeno para la época, lo que contradice en alguna medida la teoría de Vasari, que no se adentra quizá en el sentido que el autor le da a utilizar ciertos elementos como relato del pasado (el paisaje con rocas acartonadas casi como un decorado escénico más que naturalista, o la perspectiva de registros superpuestos), según V. Nieto Alcalde (Uned) la obra es un homenaje historicista a esa pérdida de Constantinopla, razón por la que emplea esos recursos del periodo anterior, lo que representa una innovación en sí mismo. La pintura es espectacular, por sus dimensiones, la precisión de la línea, la luminosidad del conjunto, con un nuevo recurso; la proyección de la luz cenital, la utilización del color, donde predominan azules, rojos y verdes de gran intensidad (colores “corporativos” de la familia Medici), que se convertirán en las tonalidades más empleadas en la pintura del Quatrocento.

 

Bibliografía: Enciclopedia de la Historia del Arte Planeta,

Webgrafía: www.descubrirelarte.es, www.quattrocento.es

Resultado de imagen de DETALLE DE “CABALGATA DE LOS REYES MAGOS” por BENOZZO GOZZOLI ca. 1460.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>