La puerta de Bâb al-Futûh fue construida entre los años 1087/1092 (época Fatimí) y reconstruida entre 1172/1208 (época Ayubida). La llamada Bab al-Sharia o Puerta de la Justicia en la Alhambra de Granada fue terminada en 1348 (época Nazarí), lo que las separa en el tiempo dos siglos y medio, en el espacio 4200 kilómetros y momentos de la historia que aunque en su estructura externa les hace diferentes en su aspecto táctico y arquitectónicamente hablando les hace similares. Son las dos partes de una estructura arquitectónica fortificada, lo que hace que el concepto defensivo sea el mismo para las dos obras (a partir de ahora primer y segunda). Las dos pertenecen a un conjunto arquitectónico donde existen diversas puertas históricamente importantes y con un perfil simbólico al margen de su uso. Los materiales usados en la primera son piedra, ladrillo y decoración de piedra esculpida, los elementos defensivos fatimís son muy modernos para la época, con amplios glacis (terrenos en pendiente junto a la fortificación) al igual que en la segunda, así mismo las torres y la torre segunda están edificadas a modo de baluarte, salas superpuestas y en el primer caso terrazas de tiro, las dos adoptan entradas en recodo. La solución de utilizar diferentes cubiertas, típica de la arquitectura nazarí: bóvedas de arista, de cañón con lunetos y esquifada, así como el uso de cúpulas pintadas simulando aparejo de ladrillo rojo, también del característico del arte almohade en la segunda, se asemeja a los vestíbulos, bóvedas de aristas o cúpulas sobre albanegas de la primera, elementos de transición conocidos en la cuenca mediterránea antigua y en los primeros siglos del Islam, cuyo uso parece interrumpirse durante varios siglos (ver primer tema). La primera llamada también “Puerta de la Conquista” a diferencia de la segunda está compuesta de dos torres semicirculares presentan una decoración tradicional en el mundo bizantino, una moldura moldea la fachada y enmarca un rectángulo con tres saeteras (hueco abierto normalmente abocinado usado para disparar), coronado por un gran arco de piedra tallada, los flancos internos de las torres soportan arcos con dovelas de cojinetes, posiblemente de origen sirio. Unos modillones tallados dominan el arco de entrada; los situados en los extremos presentan un motivo de cabeza de chivo, signo del zodiaco asociado al planeta Marte, al-Qahir, en fase ascendente en el momento de la fundación de la ciudad, este motivo es una muestra del interés del mundo musulmán por los temas astrológicos de un carácter simbólico, al igual que en la segunda, por sí misma esta puerta está cargada de simbolismo islámico (más destacado de la Alhambra), la mano que los musulmanes llaman al-Hamza, los cinco, que significa los cinco preceptos de la ley coránica, representada en la clave del gran arco exterior y la llave con borla reproducida encima del arco interior de entrada, símbolo de la fe, se ha especulado sobre estos elementos, considerando una metáfora del poder nazarí. Volvamos a los elementos arquitectónicos de cada una de ellas, en la primera: Las torres flanqueantes de la puerta (23m de altura desde el nivel del suelo original) tienen frentes redondeados y las bases descansan sobre plintos rectangulares biselados. Cada torre está decorada con un panel arqueado en el frente y en los lados. Sólo estos últimos están decorados con un anillo interior de dovelas de cojín. Por encima de esto hay tres hendiduras de flechas en un panel rectangular, rodeadas por un molde continuo que corre alrededor de la torre a través de la entrada y hacia la otra torre, el gran arco de la entrada está decorado con un patrón de celosía tallada, dentro de los rombos de los cuales son flores y motivos geométricos. Encima hay ocho soportes decorados que sostienen un estante de piedra que corre entre las torres. Esto soporta un arco bajo por encima del cual hay un gran panel rectangular perforado por cinco aberturas de arco redondo. Toda la estructura está coronada con almenas redondeadas. Dentro del arco enrejado la puerta está atravesada por un dintel plano y bajo el gran arco hay una elaborada voussoir con piedra angular tallada, detrás de la puerta, un pasillo abovedado en el túnel conduce al porche. Esto está cubierto con una cúpula poco profunda. En cada lado hay un hueco abovedado. En el extremo interior del porche hay un gran arco con 27 dovelas, la mayoría están troceadas. En la cumbre de la cara posterior, a un nivel con la plataforma en la parte delantera, un moldeo es llevado alrededor de los flancos de la puerta. Dentro de cada torre hay una sala abovedada larga. La segunda es la única del conjunto que conserva el uso desde la época Medieval. Al igual que en la primera en el piso superior, se desarrollaba una vivienda con habitaciones abovedadas, que debió de estar ocupada por el jefe militar responsable de la custodia de la puerta. Los sillares que refuerzan las esquinas del umbral de acceso trabando alternativamente las hiladas sucesivas de cada testero y su continuación con el alfiz superior realizado en ladrillo. Todo este simbolismo, elementos decorativos, la convierten en la estructura defensiva y arquitectónica más rica y compleja de la muralla de la Alhambra. Entre el gran arco exterior y el portón de la entrada queda un espacio a cielo abierto o buhedera que servía originalmente para, desde arriba, hostigar al eventual asaltante. También a modo de defensa, y como es característico en las puertas nazaríes, el interior se desarrolla en doble recodo, como he comentado más arriba salvando un pronunciado desnivel. La fachada de la puerta que da al interior de la muralla conserva parte de la decoración original en las albanegas del arco de herradura, que muestra una red polícroma de rombos cerámicos, esmaltados en blanco y azul. Una vez franqueada la puerta interior se presenta “la corraleta”, es decir, un amplio pasillo donde se alineaban los jinetes esperando ser lanzados al contraataque. Por esta razón están construidos en rampa todos los corredores de la puerta. A la derecha de la puerta misma hay un camino de ronda que se extendía a todo lo largo de la muralla de la Alhambra, unas veces cubierto y otras al raso, pero lo suficientemente alto como para poder hacer las rondas a caballo, al igual que en la primera. Son en fin, unas obras que nos adelantan los tesoros arquitectónicos que vamos a encontrar en su interior.
Bibliografía: La Alhambra y el Generalife / Ed. Padre Suarez). Enciclopedia de la Historia Universal del Arte (Planeta), De nuevo sobre la influencia de al-andalus sobre el arte musulmán de Egipto/ Aziz Salem, Abdel, http://www.qantara-med.org/
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